¿Qué porcentaje de nuestros niños viven en condiciones de inseguridad alimentaria?
El 40%. 1 de cada 4 niños en Uruguay padecen inseguridad alimentaria.
¿Cuántos chiquilines sufren hambre en nuestro país?
5 de cada 100 niños chicos sufren desnutrición severa.
(Fuente: Encuesta Nacional de Salud, Nutrición y Desarrollo Infantil)
El presidente Sanguinetti dijo en una de sus presentaciones que el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) se ha convertido en «un pequeño monstruo» que será «muy difícil de revisar». Se quedó corto: los gobiernos del Frente Amplio desnaturalizaron ese ministerio en forma aberrante.
La ministro Arismendi, que llegó a su cargo como si fuera un premio consuelo por la caída del muro de Berlín y el mundo comunista, se ha eternizado en el cargo. En este lapso, logró reproducir en pequeña escala las monstruosidades burocráticas comunistas que caracterizaron a la Union Soviética. Fue generando una costosa red de funcionarios y servicios con «ONG amigas» que, con frecuencia, parecen organizaciones militantes partidarias. Hacen, con mayor o menor disimulo, proselitismo ideológico en las zonas carenciadas y se enfurecen cuando se cuestiona su método.
Estas asociaciones y funcionarios del Mides armaron mecanismos de reparto de plata mediante tarjetas de débito.
Actualmente, cerca de 80.000 hogares, que son centenares de miles de personas, reciben asistencia directa sin trabajar, sin estudiar, sin mayor contraprestación.
Eso luce bien en los discursos de comité y da la apariencia de reducción de la pobreza, si se la mide por solamente por el ingreso.
Cuando el presidente Sanguinetti, pensando como estadista, dice que el desbarajuste del Mides «será difícil de revisar», está señalando una cosa evidente: si no se enseña a pescar pero se reparten bocaditos de pescado ¿qué cultura de trabajo tendrán esos beneficiarios y qué esfuerzo de capacitación harán o le demandarán a sus hijos? Va a ser bravo el retorno a una cultura de trabajo, y más todavía con un 11% de desocupación real y apenas un 40% de egresados con Secundaria completa.
Al decir que las políticas de asistencia del Mides «emparejan hacia abajo» y no incentivan hacia arriba, Sanguinetti indica que se equivocan y marca el daño que produce el «pobrismo» de la mayoría frenteamplista.
O sea que, unos cuantos muchachos del partido Comunista y el MPP se visten de ONG y cobran a fin de mes. Unos cuántos se mezclan con las ONG de verdad y visitan familias carenciadas prontos a resolver si el Estado les entrega o no beneficios directos. Es la escuela de militantes rentados que llegan al rancho del pobre con la potestad de regalar un bizcocho. ¿No es feo?
El Frente Amplio armó un mecanismo de asistencia económica paralizante y pretende aplausos, como si el Mides, engendro voraz no procreara muchos pobres profesionales, gente desafectada del trabajo decente que termina en el resentimiento hostíl, la vagancia y la delincuencia.
En «Esta boca es mía», el popular programa televisivo conducido por Victoria Rodríguez, se debatieron estas declaraciones del presidente Sanguinetti y se entrevistó al responsable de Evaluación y Monitoreo del Mides.
El funcionario, sociólogo, no evaluó ni monitoreó, eludió las obvias razones de las afirmaciones de Sanguinetti y los magros resultados de una gestión tan mala que el intendente Martínez criticó publicamente. Prefirió, el monitor estatal, también gambeteó lo que las cifras cantan y la realidad dice a gritos: el Mides exhibe hoy procedimientos opacos e ineficientes y nula autocrítica. Y, como vemos todos, hay más indigentes durmiendo y vagando en la calle.
La mayoría de los panelistas del programa, insospechados de sanguinettismo, se manifestaron discordantes e irritados con el funcionario ministerial y sus falacias. Victoria Rodríguez arqueó sus cejas. Y nosotros también.
Más cambio y más paz.