Nuestro país debe profundizar desde ahora mismo lo que ha sido la obsesión batllista: insertarse en el mundo con calidad.
Progresar vendiéndole al mundo: no tenemos un mercado interno de tamaño suficiente para solventar, por sí, un desarrollo humano similar a los países del primer mundo. Solo puede crecer sostenidamente en el tiempo y alcanzar los niveles de bienestar de las sociedades líderes, vendiendo su trabajo fuera de fronteras, exportando su producción de bienes y servicios.
La fantasía de una economía anti capitalista. provinciana y poco competitiva, que desalienta a los emprendedores, ya le ha costado la vida a muchísimas empresas y generado casi un 10% de desempleo.
Más cambio, más paz.