Oportunidades para el Uruguay

La pérdida de oportunidades, parece ser el deporte favorito de los últimos gobiernos.

Cada vez que se pierde un cliente, un mercado o un tratado comercial para nuestras exportaciones nos alejamos del progreso. El país debe exportar más y mejor nuestras materias primas, productos y servicios profesionales.

No tenemos tratados de libre comercio con Estados Unidos ni con Asia ni con Oceanía ni con Europa, el Mercosur funciona más o menos y, mientras tanto, emigran nuestros jóvenes más preparados.

El presidente Sanguinetti impulsó reformas que hoy son fundamentales. Zonas Francas; Forestación; Reforma educativa; reformulación de la seguridad social; estímulo a las inversiones… y cada paso adelante debió superar incomprensiones, prejuicios y ánimos confrontativos.

Apuesta al debate de ideas y respeta a las personas. Articula alianzas con sectores y dirigentes de diversa pertenencia partidaria y se distingue por preferir las reformas profundas antes que proclamar novedades salvadoras. No promete soluciones mágicas para problemas complejos y le abre paso al progreso con el menor daño posible.

Sanguinetti hace lo que le corresponde para que el Uruguay no pierda. Y busca que gane.

Compuso relaciones con potencias antagónicas como Estados Unidos y China comunista, le abrió senderos a la Cuba castrista, consolidó vínculos con Europa y Medio Oriente. Apoyó la transición en Paraguay y la consolidación institucional con los países del Cono Sur latinoamericano. Sabe que Uruguay debe vivir relacionado comercial y culturalmente con el mundo, respetado en la comunidad internacional.

El batllismo, todo el batllismo, es su naturaleza, su convicción profunda y su referencia de conducta.