Sanguinetti: Uruguay eligió seguir «la teoría de la libertad responsable» durante la pandemia.

Entrevista realizada por Concepción M. Moreno para la agencia EFE.
Montevideo, 24 nov (EFE).- Pese a sus casi 85 años, no quiere oír hablar de jubilación; madruga y hace deporte antes de atender sus tareas profesionales; y exhibe con pasión de coleccionista los libros y las obras de arte que atesoran él y «doña Marta», como suele referirse a su esposa, la historiadora Marta Canessa.
Elegantemente vestido y disculpándose por las semanas de retraso en conceder esta entrevista, el dos veces presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000) recibe a Efe en su casa-despacho de Montevideo para conversar ampliamente sobre su ‘no retirada’, la pandemia, la crisis regional y otros asuntos de su interés y conocimiento, como arte o literatura.
Hace un mes que dejó el escaño de senador obtenido en 2019, pero no está fuera de la política, ya que es secretario general del Partido Colorado -uno de los dos tradicionales del país- y sigue siendo figura referente -aunque no esté en la primera línea- del gobierno de coalición que preside el nacionalista Luis Lacalle Pou.
Afirma, sin que le tiemble la voz, que «la política es una administración de egos», que quienes trabajan en ese ámbito ejercen «de zurcidores y bomberos» y que, a su edad, él ya ha perdido «la humildad y la vanidad».
«Ya sé quién soy -ríe abiertamente-. Es el único modo de ser más o menos feliz. Yo no me puedo quejar de mi vida, quizá porque haya tenido un poquito de suerte, pero igual no me gustan los vanidosos, tampoco los que invocan la humildad. Que la gente sea como es: la virtud aristotélica, el término medio en todas las cosas», agrega.
AUTORITARISMO EN PANDEMIA
Aunque la pandemia de la covid-19 ha atravesado la vida de todo el mundo, él no se sitúa «en la tesis apocalíptica» de pensadores que vaticinan el fin de la democracia o del capitalismo.
«Lo que sí no hay duda es de que la pandemia ha acelerado tendencias que ya estaban, ha puesto en crisis debilidades que ya existían. Hoy, en un fenómeno global, encontramos que no hay gobernanza global. Esto no era nuevo, pero ahora se hizo groseramente evidente», argumenta.
Sin duda, dos aspectos que resalta el exmandatario al respecto son «la digitalización mayor de la riqueza, la producción y la comunicación, porque en seis meses nos saltamos seis años» y el establecimiento de «una gran centralidad del Estado».
«Como es una situación de emergencia, el estado asumió medidas extraordinarias; no un estado árbitro y conciliador, sino un estado dominante que ha asumido hasta el rol de manejar nuestros hábitos de comportamiento y nuestras vidas como nunca hubiéramos aceptado antes, salvo por el temor de una enfermedad», explica.
Sanguinetti resalta que «el ejercicio de estos poderes extraordinarios es también peligroso y riesgoso», ya que «la tentación autoritaria está», al tiempo que se congratula de que Uruguay eligiese seguir «la teoría de la libertad responsable» durante la pandemia.
CRISIS EN LATINOAMÉRICA
El abogado, periodista y escritor, que tiene una fina capacidad de analizar la actualidad con perspectiva histórica, señala que Latinoamérica «no es una isla que pueda escapar a la crisis» económica mundial y que la pandemia ha puesto de relieve algunos aspectos políticos en la región.
En su opinión, América Latina «ha ganado en institucionalidad» pero, al tiempo, «hay un gran debilitamiento de partidos en general» y «un cambio relativo en los pesos institucionales», ya que, a la desaparición del Ejército de la primera línea política, se suma «el ascenso relativo del poder judicial como árbitro de los conflictos».
El populismo y la crisis de representación son otros dos síntomas que sufre el mundo, argumenta, ya que, por un lado, «un líder que emana del voto ciudadano se erige luego no solo en jefe de gobierno y de Estado, sino líder de la nación más allá de las instituciones» y, por otro, hay un «mayor individualismo» desde el momento en que «un ciudadano que se considera representante de sí mismo escribe en Facebook y cree que con eso ya es parte del debate universal».
Durante su segundo mandato, en diciembre de 1995, Sanguinetti participó de la firma del acuerdo de cooperación entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea (UE), primer paso del tratado que ahora busca ratificación y que permanece paralizado por las críticas a Brasil por cuestiones medioambientales.
«Personalmente entiendo que este reclamo se plantea de un modo exagerado. Podemos, sí, pactar condiciones de cuidado ambiental en las cuales estamos de acuerdo, pero tomar de rehén todo un acuerdo para exigirle a Brasil una cierta política no nos parece lo mejor. Tiene un cierto aroma a ‘lobby’ agrícola que busca un pretexto», argumenta.
OTRAS PASIONES
Fanático -y sufridor- del Peñarol, algo que, en su opinión, ha pasado a ser «un problema metafísico y existencial», confiesa que sigue «puntualmente» la Liga española, en la que triunfan futbolistas uruguayos como Luis Suárez (Atlético de Madrid) o Fede Valverde (Real Madrid).
«Lo que pasa es que la globalización está en el fútbol», considera Sanguinetti, quien agrega: «Acá seguimos produciendo jugadores de fútbol, pero es imposible retenerlos, porque es imposible pagarlos y es imposible abrirle las perspectivas que tienen».
Y tan apasionado como es del balompié, lo es de la historia y el arte. Aunque cree «imposible responder» a qué personaje de otro tiempo le hubiera gustado conocer, sueña en voz alta: «Todos hubiéramos querido ver a Miguel Ángel pintar la (Capilla) Sixtina arriba de un andamio y tirándole un tablón al papa porque no quería que lo mirara».
«El arte, por suerte, sigue siendo la mejor expresión de los seres humanos. En el arte nos reconciliamos todos. En el arte podemos imaginarnos y sentirnos superiores; por eso el arte es extraordinario», asevera.
Y, aunque destaca el Renacimiento como ese momento «insuperable» de la historia, saca pecho para hablar del ‘boom’ de la literatura latinoamericana de los años 60, con la publicación de obras como «Cien años de soledad», de Gabriel García Márquez; «La ciudad y los perros», de Mario Vargas Llosa; o «Sobre héroes y tumbas», de Ernesto Sábato. «Nuestro ‘siglo de las luces’ en diez años», resume. EFE
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